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La industria del automóvil es responsable de alumbrarla.

Por: Julián Afonso Luis / Road One

Hace casi un siglo, al iniciar la Expo de París de 1925, Citroën hizo historia al iluminar la Torre Eiffel con bombillos incandescentes. El impacto que lograron aquellas letras deslumbrantes terminó por convertir para siempre a París en la capital del mundo.

La presencia luminosa del nombre Citroën en tres caras de la Torre Eiffel fue parte de la imagen de París hasta 1935 y fue toda una declaración de modernismo.

Ahora París y la Torre Eiffel vuelven a erigirse en símbolos del vanguardismo técnico, auspiciado de nuevo por la industria automotriz, gracias a la iluminación que otra vez engalana a esta famosa estructura metálica.

Tecnología limpia en la Ciudad Luz

Tal como ocurrió con el aviso luminoso de Citroën en 1925, la iluminación de hidrógeno que ahora decora a la Torre Eiffel llega gracias a la industria del automóvil y, de hecho, lo hace de un modo mucho más directo.

En 1925, la participación del sector automotor en la revolucionaria iluminación incandescente de la Torre Eiffel fue tangencial, pues Citroën alquiló el sitio y pagó los costos del proyecto, pero no desarrolló esa tecnología.

Por su parte, en 2021 la industria automotriz asume un rol mucho más protagónico, pues la tecnología que permite que el hidrógeno ilumine la torre fue desarrollada y patentada por la trasnacional japonesa Toyota Group.

Durante los últimos años, Toyota ha invertido mucho dinero, tiempo y esfuerzo en desarrollar la tecnología de pila de energía, con el fin de generar electricidad para motores y sistemas de iluminación a través de la combustión de hidrógeno.

El responsable, sin embargo, no es Toyota, sino la empresa francesa Energy Observer (lee en la edición impresa #18 de Road One otro interesante proyecto que adelanta esta compañía), que instaló un generador de tipo GEH2 capaz de producir 80.000 vatios de electricidad empleando la tecnología patentada por Toyota.

Entre los principios  patentados por Toyota está el de generar electricidad con la electrólisis invertida; es decir, descomponiendo agua para liberar oxígeno al aire en el proceso y quemar el hidrógeno resultante para cargar una batería de ion litio.

Generar electricidad con hidrógeno es mucho menos nocivo para el ambiente que hacerlo con la quema de hidrocarburos, pero el problema es que todavía resulta más costoso, por lo que se investigan modos de masificar dicha tecnología y abaratarla.

Dos objetivos primarios

La intención de esta iniciativa es doble. Por un lado, se pretende realzar el valor de los principales iconos arquitectónicos y culturales de París a través de la iluminación; por otra parte, se intenta promover el uso del hidrógeno como energía limpia.

El generador GEH2 de Energy Observer puede iluminar sin problema un gran número de bombillos de tipo LED, que brillan en coloración verdosa. Esa tonalidad se eligió a propósito para subrayar el carácter “verde” (o ecológico) del sistema de iluminación.

En esta oportunidad, el ayuntamiento de París y el propio Estado fueron parte activa de la iniciativa, por lo que Energy Observer (a diferencia de Citroën) no debe pagar alquiler por usar la estructura.

Cuando André Citroën anunció su marca en la Torre Eiffel, creó el anuncio luminoso más grande del mundo (lo era todavía, cuando la publicidad se retiró en 1935). Esa iniciativa promovió el uso de electricidad para usos diferentes a la iluminación propiamente dicha, abaratándola.

Se espera que ahora la iniciativa del ayuntamiento parisino ayude a imponer la idea de que el hidrógeno puede usarse para generar electricidad, que a su vez ayude a embellecer iconos arquitectónicos, iluminar vías públicas y mover vehículos automotores de servicio público a bajo costo y con poco o ningún impacto ambiental.

Por lo pronto y durante un tiempo indefinido, la tonalidad verde con la que la tecnología de pila de combustible ilumina la Torre Eiffel, y que le permite brillar y destellar secuencialmente, se convertirá en el nuevo símbolo que identificará a París.

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