Prueba de manejo – Toyota Prado Sumo: suma de virtudes

El fabricante japonés es uno de los que mejor posicionamiento tiene en Colombia en materia de 4×4; en ese cometido, el Prado de tres puertas (denominado Sumo) ha contribuido en gran medida a ampliar la fama de la marca; obvio, hay un componente emocional en el asunto, debido a que, durante mucho tiempo, este SUV se ensambló en el país. La buena noticia es que este año la marca lo reintroduce, para beneplácito de sus seguidores.
A lo largo de sus últimas generaciones, estéticamente el Prado se ha caracterizado por ser un modelo muy tradicional, al ofrecer una imagen que resalta la solidez del conjunto y el voluminoso frontal. Orgulloso de su herencia 4×4, el Prado demuestra que la versatilidad es su consigna para satisfacer la movilidad urbana y mejor aún si es fuera de la vía.
Gracias a su configuración de tres puertas, el Sumo es 365 milímetros más corto que su hermano mayor, el Prado cinco puertas, y por ello, quizá, su aspecto resulta igual de imponente, pero menos intimidante, con la virtud adicional de que, con una distancia entre ejes más corta (2.450 mm), es mucho más maniobrable.
Se agradece sobre manera, por lo menos en la versión TX-L, la presencia de estribos laterales, que facilitan el acceso a la cabina, considerando la generosa distancia con respecto al piso que tiene la carrocería; este es otro de los rasgos que evidencia su ADN trochero.
En esta versión tope de gama también se aplaude que la llanta de repuesto tenga una bonita cubierta plástica del color de la carrocería, que no solo hace menos llamativa la rueda a los ladrones, sino que le da un look más urbano al conjunto.
El puesto del conductor es otro plus de este modelo, pues su alta posición ofrece una visibilidad panorámica ideal, favorablemente asistida por los enormes espejos eléctricos laterales, que además son retráctiles, tienen desempañador e incluyen luz direccional. El muy buen tacto del timón con controles de audio, la acertada posición de la palanca de cambios y la luminosidad del habitáculo (debido al techo corredizo que es exclusivo para la versión TX-L) justifican lo agradable que resulta el puesto de conducción.
El tablero y el panel de controles están concebidos con el mismo criterio funcional y de elegante sobriedad del resto del conjunto. Todas las Prado disponen de recursos como sistema de encendido por botón, ajuste eléctrico de la silla del conductor (se extraña en el área del acompañante) y sistema de audio con pantalla táctil de 7” en la versión de entrada y de 8” en la TX-L. Esta última añade adicional tapicería en cuero (así como el timón y la palanca de cambios), aire acondicionado automático y algunos detalles plateados en el tablero.
Toyota Prado sumo en la marcha
Esta camioneta se impulsa por la gestión de un motor cuatro cilindros de gasolina de 2.694 cc que desarrolla 164 caballos de potencia y 25,1 kg-m de torque. Si bien la normativa Euro 3 que le corresponde a esta planta de poder evidencia que no es muy reciente, dispone de recursos que le permiten optimizar su gestión, como las 16 válvulas y su sistema de sincronización del tiempo valvular dual (VVT-i Dual). El complemento mecánico es una transmisión ECT-i secuencial de seis marchas, con una gestión adecuada
Por la forma como suena y la sensación de poderío que hay al accionar el pedal del acelerador, en realidad se percibe que el motor es más potente de lo que aparece en la ficha técnica; el mapa de inyección está configurado para llevar esta camioneta a un ritmo moderado y así privilegiar el ahorro de combustible, algo clave, porque si el usuario es “pata brava” realmente verá que la aguja del indicador de gasolina baja con afán. En la medida que el usuario atienda la indicación del testigo ECO, se mantendrá en un rango que consumo aceptable.
Como decíamos, la corta longitud de esta camioneta favorece su maniobrabilidad en trazados estrechos y está privilegiado por su buen radio de giro (5,2 metros). En todo caso, es en los caminos irregulares y en la trocha moderada donde el Prado Sumo saca a relucir lo mejor de su repertorio; aquí no solo lo favorecen su contenida longitud y sus ángulos dinámicos (32° el de ataque y 26° el de salida), sino el práctico y acertado esquema de tracción 4×4 Full Time con diferencial central LSD.
En tales condiciones, basta con ajustar la perilla en la posición H4L y el Sumo se comporta como un felino, ofreciendo una sensación de seguridad y control total, que es lo que más agradecen sus propietarios; si la vía se torna inmanejable, se ajusta la perilla en el modo L4L y entonces, la buena relación del bajo (2,566) realmente hace brillar la mecánica de este SUV. Además, en este tipo de trazados es donde se valora más el buen esquema de suspensión: de doble brazo oscilante, adelante, y de cuatro articulaciones, atrás; en ambos extremos con barra estabilizadora.
Ciertamente, el Prado Sumo puede resultar costoso al no tener las asistencias de manejo o los refinamientos de otras camionetas que le compiten, pero es la suma de sus atributos funcionales, la confiabilidad de su mecánica y la garantía de que siempre saldrá indemne, lo que motivan la compra del Toyota Prado Sumo, un modelo que le apuesta a una fórmula exitosa y comprobaba, que deja una buena sensación a quien valora la tradición y la calidad legendaria.